En 2012 participé en la creación de mi primera app. La razón para hacerlo es que trabajo en una empresa dedicada al diseño web y en ese momento ya llevaba cinco años haciéndolo. Así que llegó el momento de lanzarse a crear apps, pues era lo que esperábamos que las empresas en Colombia y Latinoamérica empezaran a necesitar.
Lo primero que hicimos fue pensar en la app, sin mucha técnica buscamos entre algunas ideas. Nos preguntamos qué oportunidades veíamos para diseñar algo que nos permitiera mostrar lo que éramos capaces de hacer. Pocos días después— lo recuerdo como si fuera ayer— Simón Borrero, amigo y compañero de trabajo, camino a un almuerzo cualquiera me dijo: “La tengo, vamos a diseñar una app para cambiar la forma de comprar productos del supermercado”.
Me mostró unos bocetos en una agenda, se veía muy claro un producto innovador y único. Además, tenía el respaldo de una gráfica de una revista de tecnología que habíamos encontrado en la que se mostraba que la compra de productos de supermercado por Internet estaba por debajo del 1%, mientras que la compra de ropa, por ejemplo, superaba el 40%.
Esto era en Estados Unidos, en Latinoamérica el porcentaje debía ser más bajo, seguramente. El número se nos hizo insólito, era muy raro que muchas más personas compraran zapatos (que se tienen que probar y medir) y no comprará productos como cereales o leche los cuales necesitas a diario. La gráfica nos permitió reforzar la idea y entender el panorama, así, sin mayor preámbulo, después de almorzar se iniciaron las labores de diseño. El cual constituye el primer paso que damos siempre antes de desarrollar una app.
En esos años no eran tan populares herramientas como el diseño UX, UI, design thinking, value proposition, canvas y muchas otras que le agregan técnica a la labor de diseñar, en esa época, simplemente diseñabas y listo. Con apoyo de un equipo muy talentoso —el cual había desarrollado excelentes capacidades de diseño haciendo cientos de websites durante cinco años— se inició la creación de un prototipo que en un par de meses estuvo listo para ser visualizado en un iPad. Mostramos el prototipo a todos nuestros clientes bajo el nombre “grocery glee” y lo presentamos como la app que cambiaría la forma de hacer mercado.
Se empezó a vender como una solución de e-commerce para supermercados, al día de hoy, el producto ha sido implementado por la empresa Grability en más de 50 tiendas de retail alrededor del mundo y continúa siendo una solución que ayuda a reinventar los modelos de eCommerce de las tiendas. Luego de más de tres años de evolución, de 2012 a 2015, nace Rappi, una startup que parte de la base de esta tecnología creada en 2012 y que ha logrado expandirse con éxito a México y Brasil tras su lanzamiento en Colombia.
Sin duda una historia de éxito y buenos resultados, en la que siempre que recordamos los inicios llegamos a la conclusión: fue el diseño lo que abrió las puertas para que estos logros fueran posibles y la tecnología lo que construyó estas empresas. Gracias a esta experiencia y al haber desarrollado más de 200 apps en los últimos cinco años, hemos tenido cientos de aprendizajes que les trataré de resumir en 5 pecados capitales que debes evitar:
5 pecados capitales al desarrollar una app
1.No validar el mercado
la estrategia para validarlo es de cada uno, como lo haga a su manera, no tiene un manual o una metodología que te garantice un resultado, siempre he creído que cada quien encuentra su camino de acuerdo a sus condiciones y su punto de partida. Pero lo que no debes dejar de hacer es encontrar los checks a ese modelo de negocio, los cuales te permitan tener resultados y fondos para construir una empresa.
2.Tomar atajos
Construir una gran app es un camino que no muchos están dispuestos a recorrer o invertir en él. La mayoría de las personas quieren crear una empresa basada en un producto tecnológico como una app intentan saltarse el periodo de aprendizaje de crear tecnología.
Si tu empresa o idea de negocio se va a basar en tecnología —no importa si eres un abogado, administrador, ingeniero, autodidacta, etc— todos sin excepción tendrán que aprender a construir tecnología. Lo que implica administrar y desarrollar estos productos. La mayoría no lo hace y se salta estos pasos cayendo en decisiones que matan los proyectos o las ganas de sacarlos adelante.
3. Carecer de un plan de inversión
El 90% de las apps que he visto construirse se quedan “sin gasolina” antes de ser lanzadas. La mayoría no cuentan con el compromiso de inversión de sus empresas o socios para invertir en diseño, tecnología y adquisición y retención de usuarios. Se cree que crear un app no es más que eso y que ésta se sostiene sola.
La realidad es que se necesitan diseñadores e ingenieros de tiempo completo detrás del producto. Crear una app es apenas el inicio del trabajo, si no se tiene el dinero para sostener y crecer tu app esta quedará obsoleta rápidamente. Como máximo, el 20% de la inversión de un año, en la creación de una empresa de base tecnológica, se destina a la creación de la app, el resto se usa para dar soporte a lo digital y costos operacionales.
4. No desarrollar capacidades digitales
Las capacidades digitales las resumo en diseño, desarrollo y estrategia de negocios. Crear una app requiere de la combinación de las tres. De hecho, creo que todos deberíamos aprender a “echar código”, así como aprendimos en algún momento a usar Excel. Carecer de este rol en una empresa de base tecnológica es un pecado capital, las consecuencias son incalculables.
La mayor consecuencia,para mí, es no tener control de lo que se está construyendo. Para crear una app se puede utilizar diferentes lenguajes y técnicas. Cualquiera que sea tu elección debes entender las ventajas y desventajas de cada opción y el impacto que tiene esto en tiempos y costos para el proyecto.
5. Enamorarte de la solución y no del problema
La mayoría de las ideas de productos digitales nacen de experiencias propias con servicios o la ausencia de ellos. Pero, ¿cuántas de ellas son oportunidades o problemas para un grupo significativo que valore lo que propones como solución? Otro pecado capital es enamorarse de la solución y no del problema.
Quienes hemos tenido la oportunidad de ver productos nacer y luego ser usados, hemos visto cómo las hipótesis que se tienen se derrumban más rápido de lo que se pensaba y rápidamente toca iterar para encontrar un producto que resuelva los problemas de los usuarios.
En resumen
Crear una app no es rocket science, pero sí es un proceso que requiere de un trabajo iterativo, de mejoras constantes y aprendizajes que debes aplicar y comunicar rápidamente. Las apps que mejor funcionan en el mundo son las que logran adquirir y retener sus usuarios, mantenerse en un constante crecimiento y llegar, en algún momento, a ser una empresa que genera rentabilidad para ellos y sus usuarios.
Esto requiere de visión, inversión y un equipo con capacidades digitales que se comprometa con los objetivos a largo plazo. No hay una fórmula para evitar los pecados capitales, sin embargo conocerlos, y ser conscientes de ellos nos permite recorrer el camino mejor preparados.
Esto es sólo un primer acercamiento, sin duda hay muchos más pecados capitales, ¿qué otros crees que debemos evitar?
Imagen: Angelica Alarcón y Sebastian Amaya
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